Wednesday, August 13, 2014



 HOMENAJE DEL WRONG SIDE AL POETA DOMINICANO, 
MANUEL RUEDA.




                                    LA NOCHE ALZADA


Urdido soy de noche y de deseo.
¡Qué negro respolandor, qué sombra huraña
preludian mi nacer! En una entraña
de oscurecido asombro me paseo.

Buscador del contacto, lo que creo
vive en mis dedos como pura hazaña
de ciego amor y cuerpo que no daña,
adolescente siempre en su jadeo.

Con un rubor temido, con un miedo
de encontrarme la cara y la medida
del gnorado espacio en donde ruedo

justa en la luz y a su verdad ceñida,
alzo mi noche, -todo lo que puedo-,
ya sientiendo llorar mi amanecida.





                   FONÓGRAFO


Suena. Fulge el espacio y da notoria
vida a su oscuridad de objeto. Grises
rincones fluyen. Relieves. Matices
concretándose en duda y vanagloria.

Gira el disco. El es la única historia.
Patria audible, sus músicas felices
surgen de antaño a eternizar raíces
como árboles de pie por la memoria.

Pasados y futuros en ahora.
Siempre el mismo presente en esa aguja
llena de un tiempo que huye y enamora,

que circunda pensándose y me piensa.
¡Triunfo de lo sonoro! Se dibuja
la eternidad. Ya calla. Recomienza...





                        A LA POESIA


Voy hacia ti. Derribo los cerrojos
que guardan tu morada. Entreabro puertas
que dan a salas frías y desiertas
sólo encendidas por celajes rojos.

La memoria me guía, de tus ojos
la luz de tus verdades encubiertas,
y tiemblan celosías casi muertas
cuando voy tras tu soplo y tus sonrojos.

Dónde estás, dónde estás, tú, la que ansío,
forma de mi desvelo y mi vacío
susurrando en mis últimas estancias.

Dura carne de amor en el espejo
donde vives dormida entre distancias
entregándome sólo tu reflejo.




CONSEJA DE LA MUERTE HERMOSA

«Entonces la muerte le hizo una visita...»

Cuento folklórico


I


La muerte me visita cierto día.
Es hermosa la muerte: tiene senos
robustos, fino talle y ojos llenos
de un azul de cristal en lejanía.

En llegando ya sé que es muerte mía.
Con movimientos lánguidos y obscenos
me enloquece y sorbiendo sus venenos
siento, a ratos, que el alma se me enfría.

Lee mis libros, se adapta a mis costumbres,
repite mis ideas y sus gestos
ponen en mí gozosas pesadumbres.

Cuando se va, me deja bien escrita
su dirección y dice: «Un día de éstos
quiero que me devuelvas la visita».


II

Advierto, entonces, que ya no hay salida,
pues su mirada clara me importuna
y sé que cogeré, a sol o a luna,
el camino que lleva a su guarida.

Y aunque empiezo a engañarla con la vida,
a darme plazos, a pensar en una
tarde feliz de cara a la fortuna,
bien yo sé que la muerte no me olvida,

que tengo que tocar, al fin, su puerta
con la valija hecha y el sombrero
en la mano marchita y entreabierta.

Me despido de todos mis amigos
después de tanto ardid y a su agujero
húmedo me abalanzo, sin testigos.



Manuel Rueda

Manuel Rueda nació el 27 de agosto de 1921en Montecristi, República Dominicana. Pianista, poeta, autor de obras de teatro. Un escritor de gran capacidad intelectual en un país donde predominaba la mediocridad, la envidia y la pobreza cultural.

Estudió música de música en el conservatorio de Santiago de Chile. Vivió en Chile por catorce años. En Chile, en 1945, obtuvo el premio “Orrego Carballo” otorgado por el conservatorio de Chile, y en Chile, también, se publicaron sus primeros poemas, en el 1949, en la revista Atenea, revista de la Universidad de Concepción.

Fue un integrante tardío de La poesía sorprendida, y creador del Pluralismo.

Era miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, y director del suplemento cultural «Isla abierta» del periódico Hoy, y director del Conservatorio Nacional de Música.

En seis ocasiones ganó el Premio Anual de Literatura, tres en poesía, dos en teatro y una narrativa. También obtuvo, en 1994, el Premio Nacional de Literatura.

Entre sus obras literarias están La noches (1949 y 1953), Tríptico (1949), La criatura terrestre (1963) y Vacaciones en el cielo. Entre sus obras teatrales, La trinitaria blanca (1957), El Rey Clinejas (1979) y Relato de la Pasión y muerte de Juana Loca (Premio Teatral «Tirso de Molina», 1995). Como compositor, su obra más importante es, quizás, El cancionero litúrgico dominicano, la cual compuso en colaboración con el Obispado de Santiago de los Caballeros, en la República Dominicana.

Fuentes de los poemas y biografía:.  http://www.literatura.us/rueda/ y http://poetasdominicanos.blogspot.com/2008/04/manuel-rueda.html

Nota del autor del blog: Las obras plásticas que sirven de ilustración a esta muestra poética son del pintor dominicano, Guillo Pérez. 

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